14 dic 2020

Consuma todo lo que pueda hasta quedar satisfecho

Cuando Christopher murió nos trasladamos a  una pequeña aldea de Birminghan, Hall Green. Tenía 13 años y mi madre una prescripción medica de tranquilizantes ilimitados de al menos un año al que faltaba un día porque era bisiesto. "Consuma todo lo que pueda hasta quedar satisfecho”, decía el slogan del buffet libre de hamburguesas situado cerca de nuestra nueva casa rentada donde todas las mañanas cogía el bus al instituto. Mi falta de comunicación e interés voluntario por mis semejantes me ofrecía la etiqueta perfecta como retrasado mental en el autobús escolar y blanco fácil de todas las bromas que más que traumarme me reafirmaban en que comunicarse era perder tiempo y esencia; la muerte de mi hermano pequeño la oportunidad de vagar inexistente delante de los ojos de mi perturbada madre que acunaba una foto del difunto Cristopher todas las noches delante del programa del millón de las 22.00h. Dejo también de llevarme a esa odiosa terapia de atención temprana donde una mujer con bata blanca, boca muy grande y labios de comer visceras animales me preguntaba siempre paladeando muchos las sílabas serpenteantes “Viktor, ¿Como te fue hoy? ¿Hiciste algún amigo?”. El hecho de no ver más su figura tiritesca pavoneándose por delante de sus pacientes y sus pechos burlescos saltando por encima de la blusa cada vez que jugábamos a uno de sus juegos absurdos del “adivina la historia” empezó a soliviantar en mi todas las dudas vitales de porque motivo yo había venido al mundo. Vine a pertenecer a la nada igual que Christopher igual que la solterona terapeuta. Fue una época deliciosa de atardeceres desde el bosque Rindler donde el sol se ponía a la altura de la cabeza tumbada en la tierra verduzca, “la Iliada” de Homero en las manos y las nubes fecundas siempre sobre mi cabeza. Todo era tranquilo hasta que vi aparecer ante mis ojos la figura de una niña pequeña, flaca y pálida parecida a un elfo que transportaba una biblia hebrea entre sus manos y corría descalza con una cesta llena de manzanas entre el musgo.
Al día siguiente en el mismo lugar, apareció un circo.