A mamá le gustan las margaritas silvestres sobre la mesa y en navidad le deliran las cortinas de renos.
Acaba de encender la chimenea* para calentarse los pies mientras teje una bufanda (rojiblanca) para Christopher. Christopher chilla porque no quiere volver a probarse aquella estúpida lana (rojiblanca) y patalea mientras mamá le acolcha el cuello.
Yo estoy tirado en el suelo pasando las hojas del cuaderno pintamuñecos (rojo y blanco). La radio sintoniza un estridente sonido blanco* y comienza a sonar un villancico de la roja nariz de Rudolph*, pero mamá ni siquiera lo escucha porque Christopher arma mucho jaleo.
Refugiado bajo la mesa, he apartado las ceras de colores para ponerme a mover la cabeza (izquierda-derecha; izquierda-derecha) como Rudolph en un día de nieve. Ella me mira sorprendida, abre un cajón de la estantería de roble noruego y oculta tras su espalda un paquete de celofán verde.
Se agacha frente a mi trinchera secreta intentando alargar la mano y tocarme. Yo solo me aparto.
- Feliz navidad, Viktor.- susurra extendiendo el paquete de diminuto lazo rojo.- Sé que no te gusta hablar mucho pero también sé que igual que puedes sentir a Rudolph, entiendes que yo te adoro ¿Verdad?
De repente, se le han puesto los ojos brillantes como cuando dicen que la gente tiene fiebre y le ha temblado un poco el labio del frío que hace en el salón.
- Anoche vino Rudolph a mi ventana y dejo esto para ti. Él espera que te guste.- me dice depositando el paquete verde en el suelo.- Piensa Rudolph que aunque no te guste mucho hablar con las personas, sería estupendo que utilizaras el regalo para comunicarte un poco más. Me ha prometido que vendrá todas las noches a revisar lo que escribes en él. Si lo haces, al amanecer él te habrá dejado un regalo para que sepas que te visita mientras duermes. Es un reno muy obediente y cumplirá la promesa cada día, te lo aseguro. Piensalo y esta noche antes de dormir escribes en el tu respuesta para Rudolph ¿Vale? Feliz navidad, cariño.
He mirado el paquete con estupor y, mientras estaba concentrado en el sonido que hacen los zapatos de mamá* cuando se alejan, he roto el papel de celofán en mil pedazos (hacen un "chof, chof, chof" muy gracioso) y he pasado una por una las hojas vibrantemente blancas del cuaderno rojo, regalo de Rudolph.
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Mi respuesta para Rudolph en el moleskine (blanquirrojo) fue esta: "Te escribiré. Pero dejame un diamante del Polo Norte para saber que existes." A lo que al amanecer recibí como contestación una bola de naftalina sobre la mesa (que considere durante mucho tiempo una preciada gema hasta evaporarse) y un autografo de pezuña en tinta: "No la comas, ni la tires. Rudolph.".
Me carteé con Rudolph durante mucho tiempo hasta que un día, cuando cumplí los 11 años, me dejo la siguiente curiosa anotación al final del cuaderno: "Me tengo que marchar a ayudar a otros niños, quizá algún día nos volvamos a leer. Ahora que ya sé que hablas un poco más con todos, tengo la nariz roja como un semáforo siempre. Creo que para superar ese problemilla de Asperger, deberías seguir escribiendo cuentos (que se te dan tan bien). Así cuando seas mayor, puedes publicar tus libros y en cualquier parte del mundo en que yo este, te leeré. Te quiere siempre, tu amigo Rudolph."
Cuando terminé de leer aquello, me acuclillé sobre el pijama de automoviles nuevo y sosteniendo el moleskine en las rodillas asentí resignado con la cabeza.
[Ese libro rojo ha sido el secreto del afamado novelista Vik Shel durante mucho tiempo. Hasta que hoy, rebuscando en la cajonera de roble noruego, ha vuelto a aparecer...]
Hola!!!
ResponderEliminarAh me gusta la imagen de tu cabecera ^^
:D
Sale me retiro, cuidate muchote
byE
Buen relato y muy graciosa la imagen de tu blog.
ResponderEliminarun placer pasar por tu casa.
que tengas un feliz fin de semana.
un abrazo.
Cómo siempre un alivio leer tus relatos frente a esto que llamamos mundo. Un regalo.
ResponderEliminarBixi, el color blanco es la suma de todos los colores?
ResponderEliminar@ Mónica:
ResponderEliminarEso creo, Mó.
Muak!
Hola bixito. un fresco cambio al blog y la lectura inspiradora
ResponderEliminarSiempre que paso por tu blog termino con ganas de llorar. Será que estoy sensible :)
ResponderEliminarAnsiosa estoy ya de tu próxima entrada! :$
Un beso grande!
me has traido a la mente un recuerdo que tenia olvidado. de pequeño le pedi a papa noel -sin que se lo tome a mal- que por favor me deje su firma en un papel. asi podria asegurarme que existia.
ResponderEliminaral otro dia, increiblemente habia un papel con una firma que decia : papa noel.
gracias a mis padres por los momentos lindos de mi infancia!
me encanta como escribis. se extrañaban tus letras amiga!
un saludo desde la lejania.
Bixi no tiene desperdicio tu radio. Se necesita tiempo para volver a escucharla. Alrededor de la mitad es la que elegiría yo, pero también hay una especial o dos.
ResponderEliminarLo tuyo si que es imaginación desbordante... O alta literatura placentera...o ambas cosas...
ResponderEliminarBixi, una cosa es el reproductor negro (del cual ya te dije en su día mi elección, y tu ya lo deberías saber) Y otra es l'image blanche.
ResponderEliminarQue genial. Bonito secreto :)
ResponderEliminarHay mucha magia en este relato...
ResponderEliminarTus historias son como los fuegos artificiales en una noche de verano.
ResponderEliminar¡Magia!
Un miau para ti.