Soñé.
Soñé con el faro. Con el faro que resplandece al final de las escaleras. A medianoche, en su cúspide. Con el chico de los ojos color acacia.
— Allí, allí...— Insistía mudo, señalando el óceano.— Encuéntrame, cuando eclosione el maremoto.
Su semblante solemne se volvió brumoso y, como el producto de una ola, su cuerpo se fragmentó en sal. Giré el rostro para encontrarlo en "nuestro" lugar pero todo se desvaneció.
Todo menos tu voz...
"Despierta", me decías.
[Intenté acabar con esto. Pero aquí todavía hay vida mientras pueda escribir.]
¡Hola! :) Que bueno que continuas con el blog, yo me paso por aquí cada que puedo, este es uno de mis blogs favoritos, y al contrario GRACIAS a ti, que nos compartes tantos textos tan poéticos, tan hermosos.
ResponderEliminarUn gran abrazo luciérnaga, que no parpadeen tus destellos de vida, y que pervivan tus sueños con rumor a mar.
ResponderEliminarY que nunca despiertes sola.
No lo acabes nunca por favor es bonito parar el estrés y leerte despacito
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