17 ago 2014

Grecas rojas y negras



— Se me agotan las ideas.— confeso en un suspiro frente el ordenador portátil.
La mujer de la limpieza no supo si aquella confidencia se refería a ella o a la moqueta. Lo miro de soslayo mientras enrollaba las sabanas en el cubo de la ropa sucia y guardo silencio. Aquel increíble escritor misterioso estaba allí, en un hotel de carretera junto a ella. Se había desanudado la corbata, había desabrochado los primeros botones de la camisa y tenía las piernas estiradas a lo largo de la moqueta de grecas rojas y negras. La habitación lucía de manera tan tétrica, mediocre y brumosa que a ella le parecía encontrarse en un desván con un asesino a sueldo.
— ¿Alguna idea, señora de la limpieza?— prosiguió levantando la mirada.— Quiero decir, es normal que a un escritor se le vayan 'las musas', ya me entiende. Es propio de las mentes. Formatearse e iniciarse, formatearse e iniciarse. Supervivencia al estrés. La cuestión es que cuando la creatividad esta supeditada al salario por unidad, es habitualmente forzada y, por lo tanto, sus producciones dejan de ser extraordinarias. Ya lo decía Marx, 'La alienación del hombre' lo llamaba. Eso me ocurre hoy, 'Necesito escribir algo brillante para mañana pero, la verdad, no tengo puta gana de hacerlo'... Oh, lo siento... Me disculpo por la palabra mal sonante, seguro que nunca ha escuchado a ningún escritor soltar una...
Volvio a mirar abiertamente a la chica de la limpieza para comprobar su reacción pero ni se había inmutado ni hacia ningún alarde de parecer que le estaba escuchando. Penso que, literalmente, no había entendido ni una mierda de lo le había dicho. Así que dejo caer la cabeza lacónicamente a su izquierda y suspiro tan profundo como pudo.
— Nunca escuche a ningún escritor decir ningún taco pero he escuchado a muchas otras personas. No se asuste, no moriré.— le confeso al rato de terminar de embozar la cama, sacar un chicle del bolsillo izquierdo y meterselo en la boca.— Estaba pensando en su problema. ¿Sabe? No dista mucho de otras personas de a pie. Eso es bueno. Y, le diré, que cuando las personas no afamadas como usted se estresan hacen algo no planificado en su agenda. Algo informal, ya sabe, sin convencionalismos ni reglas. La revolución, que diría su metódico personajillo de libro Marx. Después, las cosas comienzan a tomar otro orden.
— ¿Ha leído alguno de mis libros? ¿Me conoce? ¿Sobre que piensa que podría escribir?— tanteó sorprendido por su conveniente verborrea.
— Escriba sobre algo sencillo, algo que conozca bien. No se preocupe, no será ridiculo. A veces, lo sencillo hace la excelencia.— resolvió, metiendo la llave maestra en su bolsillo, obviando las demás cuestiones.
— ¿Y qué se supone que es lo que mejor conozco?
— Uhmm... No sé. Usted sabrá. ¿A sí mismo?
— ¿Lo que me esta diciendo es que le gustaría que escribiera sobre mi mismo para mañana leerlo en el periódico?— rió sardonicamente enmarcando una ceja.
La chica cambio el semblante a uno menos amable y formalmente se despidió del huésped. Ciño sus dedos al carrito de la limpieza e iba a cerrar la puerta de la habitación 330, cuando una mano robusta apalancó la puerta.
— De acuerdo. Usted gana. — negocio Viktor sosteniendo un papel doblado entre sus dedos.— Aquí esta. Un escrito sobre mi mismo. Pero... no lo leerán los lectores del periódico. Sera mucho mejor que eso. Solo lo leerá usted. ¿Que le parece?
Algo sorprendida tomo el papel de sus largos dedos y lo desenrollo. Aquel papel parecía otra mueca de burla más en la cara de aquel patético escritor egocéntrico. Allí, no había nada, solo una palabra escrita a lápiz y, después, borrada a conciencia.
— ¿Me toma el pelo? ¿Cree que no tengo otra cosa que hacer que quedarme aquí para idolatrarlo? ¿Tan 'especial' se cree? — espeto.
— Lo siento. No sé escribir sobre mi, intento no conocerme lo suficiente para no arruinarlo todo.— confeso de forma herida.— Pero créame, hay algo mucho mejor que eso. Lo que usted crea que yo escribí ahí, será la realidad de lo que escribí. Quiero decir... su imaginación, sea lo que sea, haré que sea la forma correcta en que sucedió. Es como si usted creará un personaje literario. Osea, a mi. Me esforzare en ser lo que usted diga que soy porque sé que, al fin y al cabo, la conjetura del que intenta descifrar el acertijo es mucho más evocadora que la resolución real del problema. Nunca fui especialmente fan del teorema de la navaja de Ockham.
La muchacha lo miro perpleja intentando llegar a un acuerdo mental con la credulidad o la enajenación. Intentando descifrar que entrañaban aquellas palabras y si aquel hombre era tan arrogante o tan ignorante como para jugar con los pensamientos de los demás tan despiadadamente. Dispuesta a ganar el reto, levanto la barbilla y tomo el lápiz de entre los dedos del psicópata novelesco. 'Gilipollas'escribió en el centro. Después, miro aquel hombre de ojos grises intensos que aguardaba tan infantilmente y decidió que aquello era demasiado bueno. Así, que de forma malévola, garabateo la palabra tantas veces hasta que se redució a un borrón ilegibleSonrió cuando sus dedos se tocaron al devolver el papel. 'Tome provecho' masculló, y se fue.
Viktor se quedo allí sosteniendo aquel borrón y riéndose a la par que se tocaba las sienes intentando entenderlo. Quien le hubiera dicho que hoy iba a conocer a una musa de las de la tierra. A la mañana siguiente, se leía en su columna del periódico:
'Ayer alguien sugirió que yo era como una gran nube negra en medio de un papel y, eso es lo que voy a ser, hoy voy a tronar escribiendo. Si he conocido a una Musa de las de carne y hueso es que soy un genio.[...]'

4 comentarios:

  1. Hago muchas lecturas de este texto, pero me voy a quedar con dos factores que, por afinidad a mi modo de pensar, me han llamado especialmente la atención.

    Uno es la crítica, creo que feroz, a los prejuicios. No sé por qué demonios la gente se empeña en catalogar a una persona por el trabajo que hace, resumiendo sus capacidades a la realización del mismo. Resulta que conozco a un limpiador de piscina que habla seis idiomas y a un presidente del gobierno que no sabe ni hablar el suyo el materno. Y resulta que una señora de la limpieza gana un duelo a un escritor conocedor de la palabra porque a fin de cuentas, es ella, con su carrito, con su cepillo, su uniforme, la que le ha dado la idea y el escritor la ha entendido como le ha dado la gana.

    Y aquí viene el segundo punto de atención. ¿Cuándo empezaremos a ser conscientes de que las verdades absolutas no existen? No sé si ha sido tu intención, pero me ha dado la impresión de que la palabra gilipollas en medio de un papel, y luego alargada, extendida, como insistiendo en su significado, como una definición excelsa de lo que es ese hombre para ella (o quizá no) fue entendida de otro modo por el escritor, al que le sugirió ideas, una al menos y le enseñó, que las musas más valiosas, son mujeres de carne y hueso.

    Me ha gustado bastante este escrito, porque más que decir, hace ver el desarrollo de una historia.

    Que tengas una semana llena de cosas bonitas.

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  2. Guau. Tienes un talento especial. Tu historia me ha atrapado; así que me quedo por aquí a leerte.

    Miss Carrousel

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  3. "No sé escribir sobre mi, intento no conocerme lo suficiente para no arruinarlo todo."

    Había olvidado que tus palabras siempre, siempre me definen, de una manera u otra (no sé cómo lo haces pero siempre lo consigues, siempre consigues activar algo dentro de mí). Y por eso vuelvo hoy aquí, a mi lugar de origen.

    En cuanto a tu texto... increíble. Siempre con el vocabulario correcto pero con su toque informal. Y el hecho de descubrir nuevas musas... me encanta. Hasta el aire puede servir para ser musa y eso es lo que estoy aprendiendo ahora.

    Bixitoluminoso, eres un genio. Echaba de menos leerte. ¡Hablamos cuando quieras!

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  4. Hermossooooo leerte me encantan tus relatos

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