11 ago 2014
Paren la guerra. Estoy asustado.
Cuando escapó de la fortaleza que la mantenía a salvo de los bombarderos, se sintió atípicamente viva. Y medrosa, como los refugiados. Por primera vez en mucho tiempo pisó la hierba y observo la luna fuera del recinto blindado. Era tan redonda y pálida que parecía el escape al hondo pozo de destrucción de la V Guerra Mundial. Los pies hundidos en el lodo, enrollandose la tela de los pantalones en un puño descubrió las ruinas de una antigua cabaña. Había un peine plateado entre los cimientos con una inscripción ilegible en el mango. Pensó que albergaba un secreto, como las caracolas de mar, y lo guardo en la cinturilla de su pantalón. Miro la pared encalada que no se doblego a los envites de los Tanaéreos y sus demoníacas danzas estelares y leyó el mensaje que, al parecer, había dejado un niño.
PAREN LA GUERRA.
ESTOY ASUSTADO
Y SOLO.
Y así, aunque le advirtieron que no era bueno congeniar con los humanos porque su ADN era deficiente para preservar esencias, sus instintos despreciables y se desmembraban fácilmente de sus almas. No pudo reprimir hundir su mano en el lodazal y dejar su mano grabada al final de su letra.
NO ESTÁS SOLO,
NOS SEPARA UN MOMENTO
PERO MIS DEDOS SOBRE TU HUELLA
NOS CONECTAN.
Y después de escribir el mensaje al pasado, por primera vez en la Tierra, supo que era llorar de tristeza.
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A mí siempre me pasa lo mismo, me quedo con ganas de más...
ResponderEliminarYo tb me quedo con ganas de más.... Hay que editar todos los relatos María.
ResponderEliminarla de niños que sentirán eso mismo.
ResponderEliminarOstras, qué bueno.
ResponderEliminarCada vez que vuelvo a leerte me encanta la forma en la que ves el mundo y la forma en la que conectas los tiempos
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